Por Javier Martínez Luna
F1 es mucho más que una película de coches: es una historia sobre segundas oportunidades, el valor del legado, y la importancia de saber cuándo es el momento de enseñar, no solo de ganar. Visualmente impresionante, emocionalmente honesta y cargada de momentos que ponen los pelos de punta, F1 es una carta de amor a la velocidad… y a los que nunca se rinden.
RESUMEN:
Nuestra historia está protagonizada por Brad Pitt (Seven, El Club de la lucha) en el papel de Sonny Hayes, una antigua promesa de la Fórmula 1 que se retiró prematuramente tras un accidente traumático que marcó su carrera en los años 90. Desde entonces, vive alejado del circuito profesional, corriendo en competiciones menores y arrastrando una fama que ya no le sirve más que para alimentar su soledad.
Todo cambia cuando aparece Rubén Cervantes, interpretado por el siempre intenso Javier Bardem (No Country for Old Men, Dune), un excompañero de equipo de Sonny que ahora dirige la escudería APXGP, el peor equipo de la parrilla actual. Rubén, desesperado por salvar al equipo del desastre y de la quiebra, propone a Sonny una idea tan absurda como ambiciosa: volver a competir en Fórmula 1 y formar pareja con Joshua Pearce (Damson Idris), un joven piloto con talento pero aún sin pulir.
Sonny acepta, no por dinero, sino por algo más profundo: el deseo de encontrarle sentido a su historia, de cerrar ese capítulo que quedó abierto con su accidente. A pesar de su edad y de un cuerpo que ya no responde como antes, vuelve a los circuitos, enfrentándose no solo al resto de escuderías y pilotos, sino también a sus propios fantasmas.
La dinámica entre Sonny y Joshua se vuelve el eje emocional del filme. Al principio se detestan: Joshua ve en Sonny a un viejo que quiere robarle protagonismo, mientras Sonny cree que el joven no tiene el temple necesario para sobrevivir a este mundo. Sin embargo, las carreras, los entrenamientos y los peligros compartidos hacen que ambos empiecen a respetarse... y a complementarse.
Mientras corren en pistas reales como Silverstone, Spa-Francorchamps y Abu Dhabi, enfrentan sabotajes técnicos, presión mediática, y una lucha constante con los directivos que quieren cerrar el equipo. A pesar de todo, APXGP empieza a obtener resultados inesperados. Sonny demuestra que aún tiene mucho que enseñar y Joshua comienza a encontrar su estilo propio, lejos de los consejos de marketing y redes sociales.
Todo esto nos conduce a un acto final lleno de velocidad, adrenalina y redención. En la última carrera del campeonato, Abu Dhabi, Sonny tiene la posibilidad de lograr su primer podio desde su regreso, pero también sabe que Joshua puede ganar el mundial si logra adelantar en la última vuelta. En un momento de absoluta entrega, Sonny bloquea a un rival clave y permite que Joshua pase... pero en ese mismo instante pierde el control del monoplaza y termina estrellándose, exactamente como en su último accidente, pero esta vez no es un final trágico: sobrevive.
Joshua gana. APXGP se corona. Y Sonny se convierte en una leyenda no solo por lo que fue, sino por lo que decidió ser.
En el epílogo, vemos a Sonny alejarse de los focos, esta vez por decisión propia, con una sonrisa tranquila. Joshua lo visita con su primer trofeo y le dice que lo consiguió por él. En la última escena, Sonny se sube a un viejo coche de rally y se lo ve competir en la Baja 1000: no por fama, no por redención… simplemente por amor a la velocidad.
OPINIÓN PERSONAL:
Bajo mi criterio personal, tengo que decir que fui al cine con muchas expectativas sobre esta película y cuando eso me ocurre, nunca suele ser bueno, rara vez una película a la que le tengo tantas ganas consigue cumplir su objetivo y sobrepasar esas ilusiones iniciales, pero F1 lo consigue y con creces.
Mi opinión es la de una persona que apenas conoce el mundo de la Fórmula 1, yo simplemente tenía tanta expectación por este largometraje debido a su director Joseph Kosinski, quien ya, (con esta segunda superproduccion), nos ha malacostumbrado a un enorme nivel en cuanto a películas de acción con vehículos a mucha velocidad y contando con grandes actores como son Brad Pitt en esta ocasión con F1 y como fue en su día Tom Cruise en Top Gun: Maverick, también de la mano de Kosinski.
Es difícil lograr una película con un apartado ténico tan pulido, con una historia tan emotiva y que hable tanto y tan bien sobre la vida y las segundas oportunidades usando como medio un circuito y unos coches de carreras, por todo esto y por todo lo demás que hace gloriosa a esta nueva entrega del director, es que valoro mucho esta historia con esta facilidad para emocionar al público general, ya que la mayoría (en la que me incluyo) vamos al cine sin tener ni idea sobre el deporte en cuestión y salimos del cine queriendo conducir un monoplaza para ganar el siguiente gran premio, como los propios protagonistas.
No podía cerrar esta review sin antes mencionar la estupenda banda sonora del grandísimo Hans Zimmer (Dune, Interstellar, Gladiator), que aunque es cierto que utiliza muchos temas de la cultura pop de grandes artistas y grupos como puede ser Queen en ciertas ocasiones, en los momentos de adrenalina y tensión su banda sonora sale a relucir como un piloto más luchando en cada curva por conseguir esos segundos de ventaja que le darán la victoria.
Sin más que añadir, a continuación os dejo mi puntuación final:
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